Fue en un amanecer frío cuando la vi por primera vez, llegaba tarde a un lugar que carecía de forma y color para mi, como una ruinas abandonadas pero a la vez abarrotadas de gente en estado espectral ante mis ojos. Personas carentes de significado o existencia para mi al igual que yo para ellas, esperando encontrar a alguien que no fuera así, esperando a encontrarte. En ese momento, en el que todo en mi vida parecía dejar de tener sentido, fue cuando la vería. Mi Luz en la oscuridad, mi Paz después de la guerra, mi Alba. Tras recorrer la larga escalera, entre en una sala de inmensas dimensiones, equivalentes a un teatro romano. Entonces la vi, sentada en uno de los muchos bancos que habían. Sin decir nada me senté en uno de esos bancos no muy lejos de ella. Estábamos totalmente solos, use una escusa tonta para hablar, le pregunte la hora. No solo mi Alba me respondió sino que, para mi alegría y sorpresa, quiso continuar hablándome. Se me dibujo una sonrisa tonta, ya no era un fantasma para nadie y ella tampoco lo seria para mi. Con el tiempo acabamos siendo amigos, quedábamos a menudo y hablábamos sobre casi cualquier cosa. Dos seres caminando entre fantasmas y ruinas sin color. Y cada día era menos consiente de todo lo que me rodeaba, porque al lado de mi luz, todo se desvanecía carente de significado, todo salvo ella. Tras largo tiempo viéndonos y sintiendo la necesidad de decirle el primero de muchos te quiero, empezaba a perder la esperanza de tener algo mas que una amistad. Pero un día la primera de muchas sorpresas vendría a mi. Ese día nos fuimos a un lugar apartado, me abrazo, fue el abrazo mas cálido que había recibido nunca. Pero antes de que ese largo y hermoso abrazo acabase le susurre a mi dama al oído. Confesando que quería hacer algo que llevaba deseando mucho tiempo, pero que tenia miedo de que ella no lo quisiera. Sin decir nada nos miramos a los ojos, en efecto los ojos son el espejo del alma, y la suya es la mas especial de este mundo. Luego los cerramos y nos acercamos aun mas, juntando nuestros labios ¿adivinan? el mundo enterró bajo nuestros pies se movió. Fue un beso que consiguió parar el tiempo y acelerar mi corazón, sus labios eran dulces como su sonrisa, su piel cálida como el sol. El beso mas romántico que la mente humana podía imaginar, también el más adictivo, ya que ese momento desearía cada instante de mi vida muchos mas...
Desde aquel momento mi corazón sufrió un embrujo, el encantamiento que un solo beso puede producir. Una magia tan dulce como dolorosa, que me hace ser fuerte y a la vez sentirme débil, que acelera mi corazón y lo para al instante cuando no estas. Deseando mas y mas tus besos, llevándome a hacer cualquier cosa para cuidar del brillo de mi Luz. Sabia por todo aquello, que la amaba, que me encantaba su personalidad única. Una chica de luz con un encantador lado oscuro, con aficiones que yo nunca tuve, comprensiva, amable, sincera, divertida. Ni los sueños de los poetas mas románticos podían concebir a alguien mas perfecto. Todo a su lado se ilumina, sus ojos color avellana, su pelo rizado color castaño, su figura de curvas y piel de marfil. Pero sin duda lo que mas me enamora del físico de mi luz es su sonrisa, da igual como sea el día, la situación o la maldad que ronde mi mente, ella siempre parece tener esa sonrisa cargada de una magia cálida para mi. Ningún hombre de este mundo la merece, menos aun alguien como yo, pero lejos de desanimarme es el momento de darle todas mis fuerzas por ella, le daré toda la felicidad que pueda, todos los momentos mágicos que merece. Te amo, si fuera caballero y tu mi princesa, escalaría 100 torres y mataría mil Dragones para darte aquello que desde el primer beso fue tuyo, mi corazón....
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